El sijismo nació hace 500 años, en la región de Punjab, al noroeste de India, actualmente limítrofe con Pakistán. La religión fue fundada por el Gurú Nanak Dev, quién estaba en contra del injusto sistema de castas hinduista.
Los sijs creen en un sólo Dios, un Dios panteísta – que está presente en todas las cosas– un Dios que no tiene forma y en el que todos somos iguales ante él.
Además creen en las enseñanzas de los diez gurús que pasaron por la historia del sijismo. Estas lecciones propagan la igualdad entre todas las personas sin distinción de raza, color, género, status o edad.
Según dice la leyenda, el turbante se empezó a usar en la guerra para diferenciarse del enemigo y no ser atacado por soldados del mismo bando. Posteriormente se lo consideró un símbolo de la realeza, una corona de rey.
Ponerse el turbante requiere de tiempo y técnica. Consta de una tela de por lo menos 7 metros de largo. Todos los hombres dedican entre 15 y 20 minutos diarios para armar el turbante.
Las mujeres no están obligadas a usar el turbante, sólo se les pide que cubran su cabeza con el velo cuando entran al templo.
Además de los turbantes, hay 5 elementos que todo sijs debe llevar consigo.
Kesh: Mujeres y hombres sijs se tienen que dejar el cabello largo, sin cortar en todo el cuerpo. La mayoría de los hombres tienen el cabello por la cintura, aunque nunca lo vemos porque está oculto debajo del turbante.
Kangha: pequeño peine de madera que se esconde bajo el turbante y simboliza la higiene personal.
Kara: pulsera de acero que se lleva en la mano derecha para recordar la fé en Dios.
Kachha: es una prenda tipo calzón de algodón que usan mujeres y hombres como ropa interior.
Kinpan: es un sable o cuchillo. En sus orígenes era una espada ceremonial pero actualmente es sólo una daga pequeña que transportan consigo. Incluso han conseguido permiso para llevarla en los aviones cuando viajan dentro de India. No se debe desenvainar nunca para atacar, pero puede utilizarse como autodefensa.